
Todo el mundo lo conoce con su nombre registrado: Aspirina. Pero en realidad se trata de acido acetil salicílico, un sólido blanco, inodoro, de sabor ligeramente ácido.Unos 400 años a.C., el médico griego Hipócrates, recomendaba mascar la amarga corteza de Salix alba (sauce) para aliviar el dolor y la fiebre.